El familiar que cuida a un ser querido mayor o enfermo llega a sentir que su atención debe ser total y absoluta, esto lo orilla a cargar con una responsabilidad enorme sobre el bienestar integral de la persona que cuida. Sus días se ven alargados, el rechazar planes con sus amigos, dejar de pasar tiempo con sus hijos y pareja se ha vuelto la norma.
Las necesidades del cuidador quedan al final de la lista de pendientes, lo cual lo llena de estrés. Aunado a esto, al tomar esta nueva responsabilidad en sus manos puede causar ansiedad, miedo, desbalance social y emocional.
A largo plazo el cuidador comienza a sentir agotamiento, dolores musculares, insomnio, e irritabilidad, todos estos malestares apuntan a que tenga el síndrome del cuidador quemado, también conocido como burnout.
Algunos síntomas del síndrome son:
- Te sientes agotado de forma permanente
- Sufres cambios bruscos de humor
- Te enfadas con las personas que cuidas
- Te sientes triste o enfadado con frecuencia
- Estás más irritable
- Te relacionas menos con tus amigos, familiares y compañeros
- Tienes dolores musculares y de cabeza
- Tienes mareos
- Tratas peor a las personas de tu entorno
- Tienes sentimientos de culpa de manera habitual
Hay muchos investigadores y autores que hablan del tema y mencionan que estos síntomas son señales de mayores daños fisiológicos, psicológicos y sociales.
Uno de los mayores problemas es que el cuidador siente que sus emociones no son tomadas en cuenta ni válidas, dejan de sentir que tienen apoyo de sus familiares y comienzan a resentir a la persona que cuidan porque no se sienten validados.
En el hogar del experto nos preocupamos por dar atención tanto al experto como a los familiares,ya que sabemos que es un proceso pesado y difícil que sólo se agravia con los sentimientos de culpa que el cuidador puede llegar a experimentar al dejar encargado a su ser querido. Es por eso que no podemos, ni dejamos de subrayar lo importante que es validar los sentimientos del cuidador y recalcar que no están solos en esto.